
Es buen momento para recordar que una asociación como El Volcán no es un ente que “está ahí”, como un árbol silvestre que ha brotado de la tierra por su cuenta, y al que podemos acercarnos para cobijarnos en su sombra o para tomar algún fruto maduro.
El Volcán sólo existe porque hay unos socios que la forman. Los socios la crearon, los socios la mantienen viva, y no es nada sin esos socios.
Por eso es tan importante que todos los socios participen, al menos, en ese acto fundamental que es la Asamblea General. En unos momentos en que las ayudas públicas a organizaciones como la nuestra están en franca disminución, es indispensable suplirlos con otras riquezas. La imaginación, la tenacidad, la solidaridad, la cesión de un poco de nuestro tiempo libre, pueden resultar instrumentos mucho más potentes y eficaces que el simple dinero.
El dinero es la sangre para una empresa. Si dispone de él puede expandirse, crecer, conseguir sus objetivos. Pero El Volcán no es una empresa. Es una organización de personas que aman a otras personas. A sus hijos, a sus hermanos, a ese ser querido que ha tenido la mala fortuna de padecer un TP. No busca el beneficio económico, sino el beneficio de sus seres más queridos. Ninguna tarjeta de crédito puede suplir la participación activa de las personas.
En época de crisis todo el mundo se queja de la falta de dinero. No te quejes de que hay poco dinero. Haz algo más. Participa en el proceso electoral, aporta tu granito de ilusión, y asiste a la Asamblea General. El Volcán no es nada sin tu calor.