PARTICIPA

Si quieres publicar un artículo relacionado con los TP o plantear un tema de debate y opinión, ponte en contacto por correo electrónico con nosotros: volcanicos@gmail.com

martes, 2 de marzo de 2010

No me apetece


Muchos de los afectados de TP se muestran terriblemente reacios a realizar determinadas actividades. Algunos pasan horas y horas en la cama. Otros se encierran en su habitación. Muchos eluden llevar a cabo cualquier actividad organizada, como asistir a clases; otros no muestran el menor interés por encontrar un trabajo, y la mayoría rehúsa colaborar en cualquier tipo de tarea doméstica. Entre los padres de estos afectados hay casi unanimidad respecto al principal motivo de esta inactividad: “No les apetece hacer eso”, dicen.
Y tienen razón: en la mayor parte de los casos, los afectados que actúan así –o mejor dicho: que no actúan-, no sienten la menor apetencia por realizar ninguna de esas actividades que llevan a cabo diariamente las personas normales”.
Pero habría que preguntarse: ¿acaso a esas personas “normales” les apetece siempre hacer todo lo que hacen cada día? La respuesta sería sin duda negativa. Todos nos vemos en la imperiosa necesidad de hacer muchas cosas que no nos apetecen, e incluso que nos desagradan. ¿Por qué ellos no? Probablemente la clave está en el verbo apetecer, que es aplicado de forma incorrecta, tanto por los afectados como por sus familiares.
Hay muchas razones por las que alguien puede hacer algo: por necesidad, por placer, por agradar a otro, por dinero, por responsabilidad, por altruismo, por amor propio, por desafío personal, por solidaridad.
De todas esas razones, sólo la que busca el placer está fuertemente ligada al concepto de apetecer. En todas la demás, se hacen las cosas, apetezca o no.
Si muchos afectados de TP tienen la autoestima baja, escasa empatía, y las necesidades básicas cubiertas, no resulta extraño que tiendan a pensar que sólo merece la pena hacer aquello que les apetece. Los familiares pueden hecer mucho, transmitiendo la noción de que lo de apetecer sólo cuenta
respecto a las actividades de ocio. Para todo lo demás, no importa si apetece o no.